La amabilidad y gratitud son expresiones del alma, es nuestra esencia natural, nos une unos con otros y con nosotros mismos. La amabilidad nos enriquece y nos hace crecer.
Expresar amabilidad y gratitud a otra persona, es como hablar de alma a alma. Una sonrisa, una caricia con palabras, puede llenar de belleza tanto sus propias vidas como las nuestras.
Como dijo el poeta libanés Khalil Gibran “La ternura y la amabilidad no son signos de debilidad o desesperación, sino que son manifestaciones de fuerza y decisión “.
Cultivar estas virtudes debe comenzar con nosotros mismos. Empecemos siendo amables con nosotros. No podemos respetar a los demás si antes no nos respetamos a nosotros mismos.
La amabilidad y gratitud consisten en dar más y esperar menos, a no tomarnos nada personalmente. Nos ayuda a liberar nuestro corazón de la rabia, culpa, resentimiento y relativizar las preocupaciones. Agradecer significa valorar lo que tenemos, compartir y disfrutar lo que la vida nos ofrece. Nos enseña a vivir de forma más presente y sencilla.
Ser amable y agradecido no es fácil, al contrario, pero si ponemos una mirada amorosa veremos cómo nuestras vidas se convierten en una fuente de satisfacción y de buenas energías que se refleja en nosotros y en los demás haciendo que nuestras vidas sean más fáciles y alegres.
Regalar sonrisas, dar las gracias, ser generosos con buenas palabras desinteresadas, es un precioso bálsamo que ilumina el corazón.